
El Mundial de Fútbol 2026 será un evento sin precedentes en la historia del deporte. Por primera vez, el torneo será organizado conjuntamente por tres países: México, Estados Unidos y Canadá. Este hecho, junto con la expansión del torneo a 48 equipos, genera altas expectativas no solo en lo deportivo, sino también en el ámbito económico. Los impactos financieros de albergar un evento de esta magnitud se extienden a diversos sectores, desde la infraestructura hasta el turismo, beneficiando a millones de personas.
Un motor para el desarrollo de infraestructuras
Uno de los mayores impactos económicos del Mundial 2026 será el impulso a las infraestructuras en las ciudades anfitrionas. Estados Unidos, con su amplia experiencia en organizar grandes eventos, ya cuenta con estadios de primer nivel, pero aún se esperan renovaciones significativas para cumplir con los estándares de la FIFA. México, por su parte, realizará mejoras en estadios icónicos como el Estadio Azteca, mientras que Canadá aprovechará la oportunidad para fortalecer su infraestructura deportiva.
Estas inversiones no solo beneficiarán a los equipos y a los aficionados durante el evento, sino que también dejarán un legado a largo plazo para las comunidades locales. Estadios renovados, mejores carreteras y sistemas de transporte más eficientes son solo algunos ejemplos de cómo estas mejoras pueden transformar la vida cotidiana de los ciudadanos.
Impacto en el turismo
El turismo será otro de los grandes beneficiarios del Mundial 2026. Se espera que millones de aficionados viajen a los tres países para presenciar los partidos, lo que generará ingresos significativos para las aerolíneas, hoteles, restaurantes y otros negocios relacionados con la hospitalidad.
México, conocido por su rica cultura y gastronomía, espera recibir un aumento considerable de visitantes que, además de asistir a los partidos, aprovecharán para explorar destinos turísticos icónicos como Cancún, Oaxaca o la Ciudad de México. Canadá, con su reputación como un destino acogedor y seguro, también espera atraer a una gran cantidad de aficionados internacionales, especialmente a ciudades como Toronto y Vancouver. Por último, Estados Unidos, con su infraestructura turística altamente desarrollada, buscará consolidarse como el principal receptor de turistas durante el torneo.
Generación de empleos
Un evento de esta magnitud también tendrá un impacto significativo en la creación de empleos. Desde la construcción y renovación de estadios hasta la contratación de personal para gestionar el evento, el Mundial 2026 generará cientos de miles de puestos de trabajo temporales y permanentes.
México, en particular, podría beneficiarse enormemente en términos de empleo, ya que muchas de las mejoras de infraestructura requerirán mano de obra local. Además, el torneo podría impulsar sectores como la producción y venta de mercancías oficiales, creando aún más oportunidades laborales para los mexicanos.
Aumento del comercio local e internacional
El comercio local e internacional también experimentará un auge durante el Mundial. Los patrocinadores, muchos de ellos marcas globales, aprovecharán la plataforma del torneo para lanzar campañas masivas y promocionar sus productos.
En Estados Unidos, el país con el mercado publicitario más grande del mundo, las marcas locales tendrán la oportunidad de alcanzar audiencias globales. En Canadá y México, las pequeñas y medianas empresas podrán beneficiarse de la exposición internacional, especialmente aquellas que se asocien con el torneo para ofrecer productos o servicios únicos.
Retos y críticas
A pesar de los numerosos beneficios económicos, también hay retos asociados con la organización de un evento de esta escala. Las críticas incluyen el riesgo de sobrecostos en los proyectos de infraestructura y la posibilidad de que algunos estadios queden subutilizados después del torneo.
Por ejemplo, las ciudades anfitrionas deberán planificar cuidadosamente cómo maximizar el uso de las instalaciones deportivas después del Mundial para evitar que se conviertan en “elefantes blancos”. Además, algunos economistas advierten que los beneficios económicos a menudo no se distribuyen de manera equitativa, dejando a ciertas comunidades sin experimentar mejoras significativas.
Un legado económico y social
Más allá de las cifras, el Mundial 2026 tiene el potencial de dejar un impacto duradero en las tres naciones anfitrionas. Este evento puede fortalecer los lazos económicos entre México, Estados Unidos y Canadá, además de fomentar el intercambio cultural y la cooperación regional.
En un momento donde el mundo busca eventos que unan a las personas y generen oportunidades, el Mundial 2026 promete ser mucho más que un torneo de fútbol. Será un catalizador para el desarrollo económico, una plataforma para la promoción cultural y un recordatorio del poder del deporte para transformar sociedades.